Entre las armas e instrumentos que han usado los humanos a lo largo de la historia, no debe haber otro más antiguo y eficiente que el hacha: estaba presente en las sociedades sin importar si se trataba de cortar madera para producir fuego, cortar carnes, hacer la guerra o incluso ser parte fundamental rituales.
En la actualidad el uso se suele restringir a cortar madera, como decoración y en deportes no muy populares como el tiro con hacha, pero ni siquiera armas más eficaces y tecnológicamente superiores han echado en el olvido a este instrumento.
Repasemos brevemente la historia del hacha de madera, desde el inicio de la humanidad hasta la actualidad.
Las primeras hachas de madera
El Paleolítico se llama así porque fue la primera Edad de Piedra. Aunque no hay una fecha certera de inicio, los arqueólogos coinciden en que el fin de esa Era ocurrió hace unos 12000 años.
Durante ese largo periodo de la historia de la humanidad, era común que los grupos de cazadores recolectores golpearan piedras con otras piedras hasta obtener un canto afilado. La parte no afilada se fijaba a un palo de madera. Estas fueron las primeras hachas de la humanidad. Además de la piedra, era muy apreciado el uso de la obsidiana, una roca volcánica fácil de manipular y con un gran poder de corte.
Por supuesto que las hachas de la prehistoria no se comparaban con el hacha táctica de los años posteriores, pero era un instrumento extremadamente eficiente.
Las hachas de la Historia
Después la invención de la escritura comienza la Historia propiamente dicha, los avances tecnológicos empiezan a darse con más continuidad, a medida que surgen centros urbanos más grandes.
La Edad del Bronce y la Edad del Hierro supusieron un gran cambio para el hacha: ahora pasó a ser un sofisticado instrumento de guerra: el mango nunca dejó de ser de madera, pero la hoja empezó a ser fabricada con metales. Esto garantizaba una mayor durabilidad, por lo que aunque era necesario fabricar más hachas debido al aumento de la población, no era necesario elaborar hachas tan seguidamente: una misma arma podía durar toda una vida.
Los grandes imperios, como Egipto y Roma, usaron hachas en sus ejércitos. Sin hachas, los antiguos romanos no hubieran podido levantar los castros o fuertes de guerra, por lo que no habrían conquistado tantos territorios.
Pero las hachas también son parte de la derrota del Imperio Romano: los pueblos bárbaros que se precipitaron sobre los territorios romanos durante su decadencia usaban una gran cantidad de hachas arrojadizas y para el cuerpo a cuerpo.
Después de la caída de Roma, comenzó la Edad Media, que nos ha dejado en el imaginario las armerías y sus armeros, donde se fundía una gran cantidad de metales y se elaboraba el hacha táctica, que era mucho más económica y funcional que la espada, destinada casi exclusivamente a la guerra. Recordemos que los bárbaros eran amantes de las hachas, pero también fueron los fundadores de los estados europeos de la Edad Media.
Con la llegada de las armas de fuego en la Edad Moderna, las hachas volvieron a usarse mayoritariamente en la campo, por leñadores y agricultores. En la actualidad muchas personas usan las hachas como un elemento decorativo más.